Y ahí, la canción.
Y entonces la mujer se hizo canción,
Y alguien quiso tocarla y ella no se dejó:
Pidió que la canten, y entonces empezaron todos a cantar.
Cantaron sin saber el qué y el porqué, pero lo hacían;
Entonces alguno o alguna quiso el bombo tocar, y ahí la canción se apagó.
Nadie entendió lo sucedido y cuando el bombo dejó de tocarse, la canción volvió a escucharse, y propagó por el barrio, gente saliendo de sus casas a bailar, y ahí la canción se apagó.
Nadie entendió lo sucedido, y cuando dejaron de bailar las gentes, la canción volvió a escucharse y llegó a los árboles, y a los pájaros que suelen habitarles; Allí la armonía encontró consuelo, y los cuervos, que graznaban, callaron para escuchar, y ahí la canción se apagó.
Nadie entendió lo sucedido, y cuando los cuervos volvieron a graznar, la canción volvió a escucharse, y escuchándola, caminé por montañas envueltas en niebla, dicen para esconderse, dicen para escucharla, y los recodos de los caminos me llevaron: llegué a tu ventana, marrón, vidriada, Una cortina de cocina azul parecía indicar un camino a la mesa de merendar, Quedé allí pasmado, si se quiere, viéndote canción. Y ahí la canción se apagó.
El Caudillo escucha.